Internet lo ha revolucionado todo, pero si hay una tecnología que actualmente ha acabado por remover la sociedad y permitir cosas inimaginables hace unos años ha sido la tecnología móvil, concretamente la de los smartphones o los bien llamados “teléfonos inteligentes”. Dispositivos con los que podemos desde obtener créditos al instante vía SMS hasta comprar todo lo inimaginable a golpe de dedo.
Una revolución… ¿lenta?
Hablamos de una sociedad totalmente digitalizada bien entrados ya en el S.XXI, pero no debemos olvidar que tanto internet como los teléfonos móviles tienen ya décadas de historia a sus espaldas.
Concretamente internet hizo sus primeros pinitos allá por los finales de la década de los sesenta, en 1969. Casi a la par que los primeros pasos del hombre en la luna, en tres universidades californianas se iniciaba un protocolo de comunicación digital. Nacía ARPANET, el abuelo de lo que hoy conocemos como internet.
No fue hasta el periodo comprendido entre 1989 y 1991, con el desarrollo de la Word Wide Web (las www), la creación del lenguaje HTML y la constitución del primer servidor cuando la red de redes se configuró tal como hoy la conocemos.
Si hablamos del teléfono móvil, manejamos fechas similares, siendo la tecnología previamente iniciada en los años 50 con un teléfono que era capaz de operar sin cables en 30 kilómetros de distancia gracias a ondas de radio.
Su posterior desarrollo y embrión de lo que conocemos hoy como teléfono móvil (que no inalámbrico) data de 1984 con el modelo Motorola DynaTAC 8000X: de un kilo de peso, 30 centímetros (40 si incluimos la antena) y autonomía de tan sólo una hora en conversación.
Una revolución pareja
No obstante, tardara lo que tardaran ambas tecnologías, no fue hasta finales de la década de los noventa cuando las dos sufrieron un inimaginable boom que nos ha llevado a la era digital tal como la conocemos hoy día, en el que se han fusionado hasta acaparar toda nuestra atención día tras día.
Y es que fue justo antes de acabar el siglo XX cuando los móviles empezaron a reducir llamativamente su tamaño haciéndolos más asequibles y portables, así como cuando comenzó la burbuja de internet y la democratización de la red, que ya no era exclusiva de las élites o las universidades.
No fue hasta la fusión de ambas tecnologías, móvil e internet, cuando definitivamente llegó el momento en el que se ha convertido en elementos imprescindibles de nuestro día a día, concretamente cuando el gigante Apple dio a luz a su iPhone en 2007 y que, gracias a la necesidad de estar continuamente conectado a internet debido a su interfaz y catálogo de aplicaciones, las compañías telefónicas relajaron su hasta ahora prohibitivas tarifas de datos.
Una alianza, la del móvil e internet que si bien nos han convertido un poco en zombies, también nos ha permitido que a día de hoy no haya apenas límites en lo que a instantaneidad se trata, estando más comunicados y más cercanos que nunca. ¡Larga vida al Smartphone!